Boanerges y Skillet encendieron el Arena Sur en una noche histórica para el rock cristiano
En una jornada inolvidable para el rock cristiano, el jueves 30 de octubre Boanerges abrió el camino con su potencia inconfundible y Skillet coronó la noche con un show demoledor. Dos generaciones, un mismo mensaje y una misma llama que sigue encendida.
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El Arena Sur fue escenario de una de esas noches que quedan marcadas en la memoria colectiva. Desde temprano, el público colmó el recinto con una expectativa que crecía minuto a minuto. Y cuando las luces bajaron y los primeros acordes de “Date otra oportunidad” sonaron, el rugido fue unánime: Boanerges estaba de regreso tras visitar México, Guatemala, Costa Rica, Colombia y Ecuador.
La banda argentina, pionera del metal cristiano en el país, desplegó un set vibrante que recorrió distintas etapas de su carrera. Con “Salmo 96”, “ADN” y “Contra corriente”, reafirmaron su identidad y su mensaje, combinando precisión sonora y fuerza espiritual.
El público respondió con pasión, coreando cada estribillo y levantando los brazos en un gesto que mezclaba devoción y energía. Los clásicos “Poder soberano” y “Boanerges” encendieron los corazones de los seguidores, mientras “La profecía cumplida” marcó un cierre intenso y entregado.
“Volver al vivo nos renueva, nos da esa energía para darlo todo”, expresó Esteban Castellanos, baterista de Boanerges.
“Fue emocionante ver tres generaciones juntas: adolescentes, padres y abuelos. Eso habla de una historia que sigue viva”, agregó Marcelo Rodríguez, bajista de la banda y presidente de la Organización de Músicos Cristianos Argentinos (OMCA).
Con más de tres décadas de trayectoria, Boanerges demostró que sigue siendo un nombre imprescindible dentro de la escena. Su actuación fue una declaración de vigencia y compromiso, adaptada al sonido actual del metal internacional.
Tras una breve pausa, el escenario volvió a encenderse con la llegada del cuarteto estadounidense Skillet, que cerró su gira latinoamericana en su segundo paso por Argentina. Las luces se encendieron, el sonido se expandió y la multitud explotó cuando John Cooper y su banda tomaron el escenario al ritmo de “Surviving the Game”.
El grupo desató una catarata de energía con “Feel Invincible”, “Rise” y “Awake and Alive”, coreadas por miles de voces. Cada canción fue un mensaje de resistencia y fe eléctrica, un recordatorio de que la espiritualidad también puede sonar fuerte y moderna.
La intensidad continuó con “Sick of It” y “Legendary”, donde Jen Ledger tomó el micrófono para cantar junto a John, mientras Kory Cooper y Seth Morrison marcaban el pulso de un show arrollador. Luego llegaron “Never Surrender” y “Ashes in the Wind”, momentos de introspección y emoción pura.
El público vibró con “Lions” y “Hero”, himnos que unieron generaciones. En el tramo final, “Not Gonna Die”, “Unpopular”, “Psycho in My Head”, “Comatose” y “Monster” desataron una ovación ensordecedora.
Cuando las luces parecían apagarse, John Cooper regresó al escenario enfundado en la camiseta de la Selección Argentina, para un cierre épico con “The Resistance”. Fue el último rugido de una noche que quedará grabada como una oración eléctrica, una comunión entre artistas y público donde el arte y la fe se abrazaron con fuerza.
(TDMPRODUCCIONES con información de Multipress)