Desde Venezuela, Erika Véliz desparrama su talento en el norte argentino
La crisis venezolana trajo consigo una innumerable cantidad de historias de vida. Gente que perdió todo y salió a probar suerte en otros países. Algunos de ellos, con una incipiente carrera artística a cuestas, pero sin vislumbrar futuro alguno.
Como el caso de Erika Véliz, una joven veinteañera que trajo a la Argentina una valija llena de sueños musicales, y que encontró la posibilidad de cumplirlos en el norte de este país.
Nacida hace 22 años, Erika había comenzado su trayectoria artística a los 14, y tuvo la posibilidad de plasmar sus canciones en un disco. La decisión de dejar su país a raíz de la conocida crisis que vive Venezuela desde hace varios años, no la hizo desestimar la idea de continuar desarrollando lo que ella sabe en otras latitudes.
Salta fue su destino y el público local la recibió con los brazos abiertos, en especial cuando la veían cada día en la conocida peatonal Caseros, en el centro de la capital salteña, con micrófono en mano, un pequeño parlante y un cartel que rezaba “Emigrar no es un delito”.
La Catedral de Salta fue testigo de la constancia de esta joven artista que entendió que no tenía que renunciar a su sueño de ser cantante. Hasta que llegó un concurso a finales de 2018 que la tuvo a Erika como ganadora, no solo del certamen, sino del respeto de la gente y de sus colegas.
Tras ese logro, Erika pudo instalarse en “30 y pico”, un lugar emblemático de la calle Balcarce, donde continúa formando parte del staff artístico, deleitando cada fin de semana con su voz y su carisma. Esto le permitió ser reconocido e invitada a eventos sociales, medios locales y hasta para un evento oficial en el Monumento a Güemes.
En enero pasado, Erika lanzó su disco de covers, al que tituló “Comienza a vivir”, en consonancia con esta nueva etapa que le tocó vivir desde que se instaló en la Argentina.
(La Batea Magazine)