El valor del trabajo: Reconociendo y remunerando servicios en la música cristiana
Una vez, un cantante me pidió que le ayudara con la promoción de su próximo disco. Me dijo que estaba muy interesado en poder impulsar su producto, que le había costado mucho grabar, muchas horas y recursos monetarios invertidos, pero que ahora necesitaba un empuje para que fuera más conocido.
Entonces le dije «muy bien, fijemos un precio para hacer una pequeña campaña de promoción», a lo que él respondió: «pero hermano, pensé que usted trabajaba para Dios, no puedo pagarle. Si usted me ayuda, seguramente en el futuro le daré alguna ofrenda«.
Esta situación se repite en muchos lugares, e incluso muchos productores cristianos, medios y profesionales han preferido trabajar en el ámbito secular para poder sobrevivir.
Reconociendo el esfuerzo
Es esencial reconocer las horas de trabajo, el esfuerzo y la dedicación que implica cualquier labor profesional, ya sea musical, de producción o asesoramiento. Cada servicio prestado requiere una inversión significativa de tiempo y recursos. No reconocer esto es desvalorizar no solo el trabajo del profesional, sino también su compromiso con la excelencia y la calidad.
La importancia de la calidad y el profesionalismo
La profesionalidad y la calidad de un servicio están directamente relacionadas con la compensación justa del mismo. Un servicio de alta calidad no solo beneficia al receptor, sino que también contribuye a elevar el estándar general dentro de la comunidad. Sin una remuneración adecuada, mantener estos estándares se vuelve insostenible.
Desmitificando ideas erróneas
Uno de los argumentos más comunes en el ámbito cristiano es que «si es para Dios, no debería cobrarlo«. Sin embargo, la Biblia también enseña que «el trabajador es digno de su salario» (1 Timoteo 5:18). Trabajar para la causa de Dios es un honor, pero eso no significa que los esfuerzos humanos no deban ser reconocidos y recompensados.
Muchos citan «Lo que de gracia recibieron, denlo de gracia» (Mateo 10:8) para justificar la expectativa de servicios gratuitos, pero este versículo se refiere a la salvación y al mensaje del Evangelio. No podemos vender el evangelio de Cristo ni predicar a cambio de dinero. Sin embargo, podemos cobrar por nuestro conocimiento, nuestra formación, el uso de nuestras herramientas y el tiempo invertido como proveedores de un servicio o producto.
El temor de cobrar a «hermanos en la fe»
Por otro lado, muchos profesionales cristianos sienten que cobrar por sus servicios a otros hermanos en la fe disminuye el valor espiritual del servicio. Sin embargo, cobrar por un servicio no disminuye su valor espiritual; más bien, permite a los profesionales continuar brindando servicios de alta calidad. Apoyar y sostener el ministerio de otros hermanos en la fe, permitiendo que sigan dedicándose a su vocación, es una forma de contribuir al crecimiento del Reino de Dios.
La sostenibilidad del servicio
Para poder ofrecer un servicio de calidad y seguir creciendo profesionalmente, es necesario que el trabajo sea remunerado. Sin una compensación justa, los profesionales no pueden mantenerse ni mejorar sus habilidades y servicios. Esto lleva a muchos a buscar trabajo en el ámbito secular, donde sus esfuerzos son valorados y remunerados adecuadamente.
Justicia y respeto
Pagar por un servicio es una forma de reconocer y respetar el trabajo del otro. La justicia y el respeto son fundamentales en cualquier relación, incluyendo las profesionales. Reconocer el valor del trabajo ajeno a través de una compensación justa es una manifestación de estos principios.
Acordando beneficios mutuos
Salvo un acuerdo mutuo de no cobrar o no pagar, el esfuerzo tiene que ser reconocido y remunerado. En situaciones donde hay un acuerdo claro y consensuado, ambos lados pueden beneficiarse de maneras que no necesariamente involucran una transacción financiera. Sin embargo, en ausencia de tal acuerdo, la remuneración justa debe ser la norma.
Educando a la comunidad
Es crucial educar y concienciar a la comunidad cristiana sobre la importancia de remunerar el trabajo profesional. Esta educación puede ayudar a cambiar la mentalidad que espera servicios gratuitos, permitiendo a los profesionales ofrecer sus mejores servicios sin preocuparse por su sustento.
Ejemplos positivos de otras comunidades
Otras comunidades y sectores han logrado equilibrar la profesionalidad con la vocación de servicio, reconociendo y remunerando adecuadamente el trabajo de sus miembros. Estos ejemplos pueden servir como modelos para la comunidad cristiana, mostrando que es posible mantener la integridad espiritual mientras se asegura la sostenibilidad profesional.
Es tiempo de reconocer que, aunque trabajemos para Dios, también debemos valorar el esfuerzo humano y profesional detrás de cada servicio ofrecido. Juntos, podemos construir una comunidad más justa y solidaria, donde el trabajo de cada uno sea justamente recompensado. Reconocer y remunerar adecuadamente el trabajo profesional no solo es justo, sino también necesario para el crecimiento y la sostenibilidad de nuestra comunidad.
(Daniel Rios – TDMPRODUCCIONES)